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Sonetos de William Shakespeare

Soneto 147

Mi amor es como fiebre que delira

Por el mal que agudiza el sufrimiento,

Nutriéndose de cuanto el mal preserva

Para aplacar deseos enfermizos.

Mi razón, que en el trance de atendía,

Al ver su prescripción no respetada,

Se marchó con enfado, y desespero

Porque el deseo es muerte sin remedio.

Soy enfermo sin cura ni cordura,

Y, presa de morbosas civilizaciones,

Desvarío en palabra y pensamiento;

En vano la verdad me habla al oído,

pues juré que eras blanca y radiante,

Y negro infierno eres, noche oscura.

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