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Diez meses | Antonio Guerrero Rodríguez

Fiel como una condena, a cada tarde,
la blanca soledad del soñador acude.
Nada puede impedir que se desnude
la mirada que en su corazón arde.

Por razones serenas cada tarde
la cal azul de su pensar sacude.
El no da lugar a que se escude
quien recorre el camino del cobarde.

El no quiere pasar sin verse a solas
con su suerte, descubrir su pasado,
saber cuanto de este se ha olvidad,

cuanto sigue presente entre las olas.
El sabe que hay un futuro si te creces
y eso vino a decirle a sus diez meses.

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