7:43

Cuatro viñetas y un soneto para los héroes

(Después de sus alegatos)
Gerardo
Ya tu mirada, vislumbre
de tu sonrisa segura,
nos anunciaba la cumbre
donde la hombría madura.
Ahora te vemos clamante
heraldo de dignidad
como antes dibujante
de la farsa y la maldad.
Pero siempre por encima,
pero siempre sonriente,
contemplando una distancia
que en amanecer termina:
firme patria inteligente:
alteza, sin arrogancia.
Ramón
El presidio político martiano
es el tuyo, Ramón, el de tu raza.
Quizás no lo sabías. Hoy su mano
Se adelanta a la tuya. El te abraza.
René
Diríase la novela
de toda la hipocresía
lo que tu pluma escribía
pasando noches en vela,
en aquel hueco profundo.
Ahora vienes denunciante,
erguido como una palma,
y es tanta la luz de tu alma
que conviertes en diamante
aquel hueco de lo inmundo.
Fernando

Dedicándole
Ese sol del mundo moral
Las palabras de Luz que Sanguily
oyó temblando como un testamento
llegaron silenciosamente a ti. *
Bastó ser el que eres. Ese sol
que ilumina tu traje de recluso
no cae nunca del pecho del honor.
Te dedico mi libro como el premio
que con sólo pedírmelo me das.
Cuánto diera esta vez por merecerlo.
Antonio
Faltabas tú, poeta. La injusticia
no podía omitirte en su venganza:
ella sabe con lúcida impudicia
lo que el amor a la belleza alcanza.
Mas no le importa. Su misión inicia
creyendo que encadena la esperanza,
que prostituye el verbo a la avaricia,
que entrega a mercaderes la balanza.
Tú en cambio tienes la risa de tu hijo,
la fuerza de tu madre, la palabra
del que por siempre a los cubanos dijo:
Sólo será posible lo imposible.
Salud, Antonio. Tu alegato labra
la estrofa de los cinco, ya invencible.

0 comentarios: