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El que espera | Rabindranath Tagore

He aquí que ésta es mi sola delicia: esperar y esperar a la orilla del camino, en donde
la sombra persigue a la luz y la lluvia viene andando sobre las huellas del verano.
Los mensajeros, con las nuevas y el aire de otros cielos pasan veloces, me saludan
y se apresuran a lo largo del camino. Mi corazón se desborda de júbilo y es dulce el hálito
de la brisa volandera.
Del alba al crepúsculo estoy en mi puerta: sé que de repente vendrá el dichoso instante
en que veré.
Entre tanto sonrío y canto, solitario. Entre tanto por el aire se expande el perfume
de la promesa.

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