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Carta para un amigo

Amigo, una pluma y un papel sobre el velador de mi alcoba es lo único que tengo.

Con este amanecer frío y el rocío cayendo desde mis claveles, siento que la soledad una vez mas es mi compañía. Necesito conversar con alguien y ese auxilio eres tú. Siempre me dijiste que estarías a mi lado cuando mas lo necesitase; hoy, es cuando mas te necesito.

Esta mañana mis recuerdos son más intensos y mi corazón clama por comprensión. Las líneas que a continuación te escribo, son el alivio que mi alma necesita para vivir en paz.

Estas líneas, representan esa parte de nuestros recuerdos que guardamos en algún lugar muy especial de nuestro corazón, y a los que recurrimos, cuando la soledad y los sonidos de nuestro silencio aprietan los sentimientos…

Lo conocí en primer año de colegio, aún recuerdo la ropa que traía puesta aquella vez primera que lo vi: un saco de lana rojo cerrado, un pantalón azul marino y sus zapatos negros charol.

Cuando entré al aula de clases el primer rostro que me llamó la atención fue el de David…

¡Sí, ahí estaba él!, sentado entre las primeras filas. Su figura era la típica: la de un niño hermoso convirtiéndose en adolescente; y por supuesto, su voz se estaba tornando ronca. Me ubiqué dos filas a su derecha, era el ángulo perfecto para mirarlo y admirarlo disimuladamente. Confieso que aquel día a mis doce años, antes de enamorarme del hombre me enamoré de la cara, los ojos y la sonrisa bonita de David.

A esa edad, uno no sabe lo que es el sexo y mucho menos lo que significa sentirse atraído por otro hombre. Por ello, no sentía ningún remordimiento ni pena al mirarlo, solo sabía que me gustaba y nada más. Seguro estoy que mi inocencia fue la cómplice para amarlo en silencio.

Tan inocente era de todo, que el quererlo me resultaba demasiado natural sin poder comprender hasta el día de hoy, porque la gente juzga este amor de verdad. En momentos en que tenía la oportunidad, me queda contemplando su rostro de niño bonito y no me cansaba de hacerlo; es que su rostro a mas de belleza, emanaba bondad y candidez.

Tantas preguntas me he hecho una y tantas veces sin encontrar respuesta alguna; y sin respuesta alguna, está el no entender porque no puedo estar junto a él si lo amo tanto.

Con David, compartí el aula de clases los seis años de colegio; a pesar de eso, fue en tercer año cuando empezamos a llenarnos de momentos de amistad y a salir juntos con mas frecuencia. Estoy convencido que fue en aquellos años cuando dejé de verlo como mi amor platónico y se convirtió en el gran amor de mi vida.

En ese tiempo me encontraba en los quince años y para aquella época, ya tenía una concepción mas clara acerca de la sexualidad; además que, ya sabía como se les llamaba a aquellas personas que se enamoran de otras de su mismo sexo…

Así también entendía que mis sentimientos hacia él no eran del todo normales, especialmente para todos aquellos que nos rodeaban. Sin embargo, más fuerte fue mi amor hacia él que las tontas costumbres impuestas por esta sociedad hipócrita.

Nunca he renegado del amor que he sentido hacia David, siempre lo amé de verdad y hasta el Sol de hoy lo amo y lo recuerdo como lo más bello que me pudo pasar en la vida.

Nada en este mundo como él, nadie en esta vida como él…

De primero a segundo curso solo nos saludábamos y nada mas... él tenía sus amigos y yo los míos y cada quién por su lado. Mas sin embargo, cuando empezamos a llevarnos más, entonces salíamos de clases e íbamos a la biblioteca y luego nos quedábamos caminando por los centros comerciales.

A él le gustaba ir a los video juegos, ahí en donde debes poner una moneda y las máquinas son del tamaño de un armario, has visto?. Bueno, le gustaba los juegos de luchas y peleas, yo prefería los juegos de carreras y formula uno.

Siempre me han gustado los autos.

Entre consultar y jugar se nos iba la tarde y regresamos a casa por la noche. Después de cada salida y antes de dormirme, entonces era el momento propicio para dar gracias a Dios; daba gracias infinitas al Supremo, por la oportunidad de haberme permitido vivir esos maravillosos minutos de mi vida junto a David.

En ocasiones yo le daba haciendo sus tareas. David había sido un buen estudiante en la escuela y también lo fue en los primeros años de colegio, pero ya en el bachillerato empezó a decaer en los estudios; en su etapa de adolescente cometió muchos errores…, pero todo era entendible.

Estaba dejando de ser un niño para convertirse en un hombre. Era un muchacho alegre y a veces tenía sus momentos de arrebato y mal genio; pero aún así siempre lo amé…

Era el joven rebelde que vivía su vida a su manera. Las chicas siempre lo seguían y él en su vanidad de macho se daba a rogar, eso le hacía aún más interesante. Pero era cariñoso, sí que lo era; de haberme encontrado en otras circunstancias seguro hubiese descubierto en él, ese lado amoroso que tanto me hubiese gustado conocer.

Lo que más resaltaba de él era su risa; se reía de una forma muy peculiar. La verdad que siempre me gustó su risa. Siempre quiso ser piloto de avión y siempre vistió como todo un hombrecito; su cabello alto bien cortado. Siempre se portaba bien puesto, no se dejaba de nadie y se llevaba bien con todos. Sé que me llegó a querer más que a ninguno de sus amigos, aunque nunca me lo dijo. Claro, me quiso como amigo nada más. Ese sentimiento me lo gané por los momentos que compartí con él. Siempre me respetó, igual que yo a él.

Cuando salíamos a caminar o íbamos a la biblioteca, entonces esa era mi oportunidad de estar junto a él, y aprovechaba cualquier momento para mirarlo y admirarlo disimuladamente.

En silencio, cuidaba cada uno de sus pasos.

Lo cuidaba tanto, como el padre cuida a su hijo a fin de que éste no se haga daño; lo amaba tanto, que hubiese sido capaz de convertirme en el mismísimo viento a fin de poder acariciar su rostro y refrescar su cuerpo con mi aliento. Por él, hubiese dado mi vida misma sin remordimiento alguno y sin arrepentimiento ninguno; hubiese bastado con que él me lo pidiera.

Para quinto año, era tiempo de realizar las famosas pasantías escolares, lo hice en la colecturía de mi colegio; me llevaba bien con la secretaria y con la tesorera del plantel.

Entonces, fue en uno de esos momentos de arrebato, cuando decidí tomar prestado algo que le pertenecía a los archivos de la secretaría…

Sabes que era?... era una foto de David, era él a sus dieciséis años. Para conseguirla tuve que hacer algunas peripecias, pero el fin lo justificaba todo. Aún conservo esa foto como lo más valioso de mi álbum personal. Hoy en día es esa foto, quien llena mis momentos de soledad y de angustia por no tenerlo a mi lado. Puedo decir que me quedé con algo de David; ese algo, que me permite recordarlo como lo más bello que me pudo pasar en la vida.

Recuerdo que David en sexto curso, decayó considerablemente en calificaciones. Sus otros amigos no eran de muy buena reputación y él ya no iba a clases.

Salía de su casa diciendo que iría al colegio pero se quedaba con alguna de aquellas malas compañías. Aquello me preocupaba, sin embargo hacía cualquier cosa por protegerle las espaldas cuando él faltaba, inventaba cualquier mentira a fin de que los maestros le justifiquen sus faltas. En ocasiones él me llamaba a casa para decirme que tal día no iba a ir al colegio y que le diera haciendo las tareas; bastaba que David me lo pidiera para cumplirlo.

La última vez que lo vi (físicamente) fue cuando nos recibimos de bachilleres, en el Salón de la Ciudad de Quito. Ahí nos pusieron la museta de graduados.

¡Aún recuerdo!, fue a mediados del noventa y cinco, hace nueve años exactamente. Desde aquella vez no he sabido más de él. Sé en donde vive, pero no me atrevo a buscarlo. No tengo valor para hacerlo. Mas sin embargo, de aquel día aún guardo otro de los recuerdos mas hermosos que me pudo dejar David: Un abrazo…

Sí, un abrazo tierno, un abrazo sincero y cálido, ese abrazo que tantas veces soñé con tenerlo y que al final llegó. Ese abrazo que fuera la excusa para poder tocar su cuerpo y sentirlo solo mío. Ese abrazo que siempre quise que llegara pero que no sabía como pedírselo… Ese abrazo, solamente un abrazo… solamente un consuelo a todo ese amor.

Que si estoy llorando? ¡Claro que si amigo! Pero lloro de la felicidad de poder recordarlo. Lloro de la emoción de sentirme afortunado al amarlo. Mi llanto, mi llanto es por ese abrazo, mi llanto es por esa fotografía. Mi llanto es por mis recuerdos, mis bellos recuerdos… mi bello David.

Esta bien, me tranquilizaré. No te preocupes, ya pasó. Necesito seguir escribiéndote a pesar de que mi hoja de papel se ha mojado. No importa.

Luego de abrazarme, David me dijo:

¨…Gracias por haberme dado tú mano y ayudarme a estar este día aquí. No sé muy bien porque lo hiciste pero eso ya no importa. Solo sé que no me será fácil olvidarte y siempre, siempre cuando me necesites solo búscame...¨

La forma y el instante en que me dijo aquello son inolvidables. Me habló tan tiernamente y me miraba tan pura e inocentemente, que faltó únicamente aquel beso que tanto he deseado, para que ese día se convirtiera en el mas memorable de mi vida. Sin embargo, en aquel momento, el brillo de sus ojos dejaba notar lo emocionado que también él estaba. Pero su orgullo de hombre, le hizo detener aquellas lágrimas que nunca terminaron de caer.

No te imaginas lo mucho que disfruté aquel momento. Lo disfruté tanto, que la vida misma me será corta para terminar de vivir aquellos segundos.

Mas sin embargo sabes una cosa? Siempre me he preguntado:… cómo estará?... que habrá sido de su vida?... se habrá casado ya?... tendrá familia?... como serán sus hijos?, deben ser igual de bonitos que él. Cómo será en su papel de papá?... que tal esposo será?... que diría si me volviera a ver?

Todas esas preguntas me las sigo haciendo hasta el día de hoy, y para ninguna de ellas encuentro respuesta. Lo único cierto que hay en mi vida, es que aún lo amo…

Volverme a enamorar otra vez?... no lo sé, no digo que no. Pero volver a amar como amé y amo a David… creo que no podría hacerlo. Ese muchacho es algo que siempre estará en mi memoria. Es algo inolvidable.

Nunca pensé que podía llegar a amar en silencio como amé a David. Estoy seguro que él nunca se dio cuenta que me gustaba y que lo quería más que a un amigo. El haberle confesado mi secreto, seguro lo hubiese alejado de mí lado. Venía de una familia en donde su padre era militar y ya te imaginarás con que mentalidad fue formado.

Nunca supo de mi verdadera situación sexual y peor de mis sentimientos hacia él. Mejor era así. Lo amé en silencio y fue mi secreto más preciado y mejor guardado...

Conocí pocos defectos en él, mas eran sus virtudes. Solamente mi silencio te puede decir cuantas veces le he pensado y cuantas lágrimas he derramado por no poderlo tener a mi lado. Es triste amar y no ser correspondido. Pero mas triste es aún, amar en el más profundo silencio sin tener esperanzas a nada…

Sí que es triste…

En silencio, le he escrito tantas cosas que ahora las guardo en mi agenda personal, y a las que nunca jamás he dejado que tenga acceso nadie, porque lo que ella guarda son mis sentimientos más profundos y sinceros que hasta el día de hoy he podido entregar...

Por él, adopté el nick de Alvaro David.. Así son sus dos nombres. ¡Qué lindos nombres!

Cuanto daría por tenerlo frente a frente y decirle, David:

Aún en mis sueños
te llevo presente hasta el día de hoy,
te sigo amando y muero por verte…
aún te recuerdo y en mente siempre estás
me dirás que es una simple obsesión
y que el tiempo borrará este amor
pero yo te juro que esto se llama amor de verdad
y que por los siglos de los siglos
en mi mente siempre vivirás…

Sin embargo,

David es mi más lindo recuerdo… Recuerdo que solamente es eso, un recuerdo bello. Acabo de cumplir un cuarto de siglo de vida, soy joven y tengo un destino por delante. Hace unos años hubiese aceptado que me dijeras que David era un amor obsesionado y sí que lo era; hoy en día ya no lo es. Solamente es mi amor.

Pero a pesar de todo quiero que sepas algo...
Desearía volver a nacer una y otra vez, una y mil veces mas… con el deseo único de volverlo a conocer, de volverlo a vivir y de volverlo a amar. No importan los errores, nada importa; solo quisiera volver una década atrás y ser yo mismo y con mi amor mismo… con mi David mismo.

Hasta mañana amigo mío…

Atentamente,
Alvaro David

PD. Éstas mis líneas, quería decírselas a alguien y ese alguien eras tú mi amigo, gracias por haberme escuchado. Hoy sé que me conoces un poco más. Fui lo más sincero del mundo al escribir, y solo te pido una cosa: Guarda este secreto.

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